Römer y los eclipses de la luna Ío de Júpiter El astrónomo danés Olaus Römer vivió entre los años 1644 y 1710. En esa época se creía que la velocidad de la luz era infinita, ya que nunca nadie había logrado medirla. Römer observó durante varios meses, junto a su compañero Picard, los eclipses de una de las lunas de Júpiter llamada Ío. De este modo se dio cuenta que Ío se ocultaba de forma periódica detrás de Júpiter y empezó a medir el tiempo entre dos eclipses sucesivos. Cuando la Tierra se encontraba en la posición B, más cercana a Júpiter encontró que ese tiempo era de 42,5 horas. Así podía predecir a qué hora exacta iba a ocurrir el próximo eclipse es decir 42,5 horas después. Realizando observaciones construyó una tabla de horarios en los que los eclipses se producían. Al transcurrir seis meses, la Tierra se encontraba en la posición C, a una distancia mayor de Júpiter, y los tiempos registrados por Römer ahora no coincidían con los que él había predicho. Los eclipses ocurr
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